domingo, 26 de febrero de 2012


Clase Nro. 4 año 2012- Febrero

TEMA: “DEUDA CANCELADA”
TEXTO: SAN LUCAS 7: 36-50
INTRODUCCIÓN:
¿Cuántos tenemos alguna deuda? ¿Cuántos quisiéramos cancelar esa deuda? ¿Qué haríamos si de pronto aparece alguien cancelando esa deuda? Hablaremos sobre la cancelación de una gran deuda que los seres humanos tenemos para con Dios.

I. JESÚS ERA ACCESIBLE A CUALQUIER PERSONA. (v. 36- 37)
A. Jesús en casa de fariseo. (V.36)
1. Lógicamente fue invitado por el fariseo.
2. Jesús acepto entrar en su casa.
3. Los fariseos eran personas conocedoras de la ley, pero no hacederas de ella.
4. Los fariseos eran los más grandes opositores del Señor.
5. Jesús acepto sentarse en su mesa.
6. Esto evidencia la apertura que el Señor tenía para toda persona.
B. Una mujer pecadora (prostituta se acerco al Señor).
1. La expresión pecadora se refería a la prostituta.
2. La mujer tomo valor de entrar a la casa y acercarse al Señor.
3. Esta mujer ofreció lo mejor que tenía al Señor.
4. El Señor se lo permitió.
5. La actitud de la mujer fue de arrepentimiento, también expreso respeto al Señor.

II. JESÚS CONOCE PERFECTAMENTE LO QUE HAY EN EL CORAZÓN.
A. El fariseo critico a Jesús.
B. El Señor conoció lo que había en el corazón del fariseo.
C. El Señor conocía la intención y la obra de la mujer.


III. JESÚS PERDONA NUESTRA DEUDA.
A. La parábola del Acreedor (V.42).
B. La respuesta de Simon (V.43).
C. La actitud de la mujer, agradecimiento al Señor. (V.44-46).
D. A quien más se le perdona, más agradece. (V.47)
CONCLUSIÓN:
El resultado de aquel encuentro de la mujer con el Señor resulto en bendición, restauración y perdón.
¿Cuál es tu deuda?
¿Estás en paz con Dios?
¿Estás a cuenta con Dios?




Atte.: tu amigo y hno.  Iván Feria

sábado, 11 de febrero de 2012

Clase Nro. 3 año 2012- Febrero
TEMA: “DE LA FRUSTRACIÓN AL MILAGRO”
TEXTO: SAN LUCAS 5:1-11

INTRODUCCIÓN:
El Señor impacto de muchas maneras a la gente de su tiempo, pero creo que la forma de mayor impacto fue su vida y palabras. Todo aquel que puso sus ojos en El oyendo y obedeciendo su palabra fue transformado completamente.
Reflexionemos:
I. UN GRUPO DE PESCADORES FRUSTRADOS
A. El lago de Genesaret era uno de los lugares propicio para la pesca. Allí se juntaban expertos pescadores para realizar su tarea con mucho éxito.
B. En esta ocasión habían algunos pescadores que habían intentado toda la noche tener éxito, pero no habían pescado nada. Esto implicaba que por la mañana limpiaban sus redes con mucha decepción y frustración.
C. ¿Cuántos habremos en este momento que estemos pasando un momento de frustración frente a las imposibilidades de la vida, sintiéndonos impotentes ante todas las situaciones?
D. Nuestra frustración puede cambiarse en un milagro. ¿Cómo?
II. CAMBIANDO LA FRUSTRACIÓN EN MILAGRO. ¿COMO?
A. Oyendo la palabra de Dios a pesar de (5:1)
B. Cediéndole nuestra barca al Señor (5:3)
C. Reconociendo mi condición ante El Señor (5:5)
D. Creyendo y actuando sobre la palabra del Señor (5:5)
E. Estando dispuestos a compartir con otros la bendición de Dios. (5:7)
F. Dándole toda la honra al Señor. (5:8)
CONCLUSIÓN:
¿Cuál será el resultado? : UN MILAGRO (5:6)
¿Qué haremos después del milagro?: ELLOS LO DEJARON TODO Y SIGUIERON AL SEÑOR.
¿Cuál es tu frustración?
Atte.: tu amigo y hno.  Iván Feria

domingo, 29 de enero de 2012

Clase Nro. 2 año 2012- Enero

TEMA: “VALE LA PENA HACER EL INTENTO”
TEXTO: SAN LUCAS 5:17-26
INTRODUCCIÓN:
En la vida uno debe de aprender a luchar y perseverar por lo que quiere lograr.
No siempre las cosas son tan fáciles, a veces los obstáculos que se presentan para evitar que recibamos del Señor son tan grandes, vale la pena hacer el intento. El que no intenta no logra, el que no persevera no recibe, el que se corre no sirve.
Lo bueno de todo es reconocer que el Señor no nos fallara en nuestro intento.
Si lo que hacemos es a favor de otros, nuestra recompensa será mayor.
Reflexionemos:

I. UN CASO APARENTEMENTE SIN SALIDA.
A. Un hombre estaba paralítico, esto le imposibilitaba movilizarse.
B. Por la cantidad de personas que le ayudaban se ve que su condición no era sencilla. La mayoría de comentaristas conviden en que no podía ponen ninguna parte del cuerpo.
C. ¿Cómo se encontraba aquel hombre en su interior? Triste, solo, incapaz, frustrado y sin esperanzas.

II. UNA OPORTUNIDAD NO MUY FÁCIL.
A. Se oyó que Jesús estaba en una casa en capernaum.
B. La casa se llenó, de tal manera que la gente no cabía, habían tapado la puerta.
C. Cuatro personas se decidieron ayudar al paralítico (Marcos 2:3)
D. No les era fácil llevarlo a Jesús porque no podían entrar a la casa. Esto era para desanimarse a seguir adelante.
E. Los cuatro decidieron intentarlo por el techo ¿Como lo hicieron? No dice la biblia pero buscaron todos los medios para subirlo, romper el techo y hacerlo llegar a Jesús.


III. UNA ACCIÓN DE MUCHO VALOR.
A. Se subieron al techo.
B. Rompieron el techo.
C. Bajaron por el techo al hombre.
D. Qué lindo es no darnos por vencidos frentes a las dificultades de la vida.
E. El Señor quiere que hagamos lo que está a nuestro alcance, lo demás lo hará El.
F. Ellos lo hicieron con fe. (Lucas 5:20).

IV. UN MILAGRO INTEGRAL. (COMPLETO)
A. Un milagro de salvación. “tus pecados te son perdonados” (5:20)
B. Un milagro de sanidad (5:24) “Levántate toma tu lecho y vete a tu casa” Al instante levantándose en presencia de ellos y tomando el lecho en que estaba acostado se fue a su casa, glorificando a Dios.

CONCLUSIÓN:
Vale la pena intentarlo, buscar a Jesús, acércate a Él y un milagro hará.




Atte.: tu amigo y hno.  Iván Feria

sábado, 3 de diciembre de 2011

Lecciones Basicas de Celulas Familiares

Tema: El Inicio De Un Nuevo Año                                                                Clase Nro. 1 año 2012- Enero
Texto: Éxodo 33:1-23.
Introducción:
Ningún asunto es tan importante para la vida del creyente como el que concierne a vivir en la presencia del Señor. ¿Por qué es importante? Porque es a través de ella que podemos hacer el peregrinaje seguro a la “tierra prometida”. Además, porque a través de esa presencia Dios infundiría la más absoluta confianza cuando el pueblo estuviera bajo las asechanzas del enemigo (Dt. 20:1).
Por otro lado, y de acuerdo a la promesa del profeta Isaías, la certeza de la presencia divina nos da la firmeza que aun cuando pasemos por las más diversas pruebas, es allí donde más sentimos que Dios está con  nosotros: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” (Is. 43:2). Los amigos de Daniel experimentaron exactamente esta promesa cuando fueron lanzados al horno de fuego, y al ser sacados de allí: “…ni siquiera olor de fuego tenían” (Dn. 3). Moisés sabía cuán necesaria era esta presencia. El pueblo de Israel tenía una sensible inclinación a dejar la presencia de Dios por otros dioses. En el capítulo anterior a este, ellos tomaron la decisión de buscar otro guía, representado en un “becerro de oro”, para que les condujera a la tierra prometida. Tal pecado produjo la ira de Dios hasta negarles su presencia en la continuación del viaje por tan grande descarrío. Sin embargo, Moisés, quien si sabía lo que significaba  la presencia divina, tomó la siguiente decisión: “Si tu presencia no ha de ir conmigo, no me saques de este lugar” v. 15. Este debiera ser un texto lema para todo creyente. El inicio de un nuevo año pareciera convocarnos en esta dirección. ¿De qué nos sirve hacer planes y hasta tomar decisiones sino contamos con la presencia del Señor? Veamos, pues, la importancia de un “baquiano”  para el resto del viaje. Consideremos las bendiciones de su presencia para la vida.
Desarrollo:
I. NO ES LO MISMO LA GUÍA DE UN ÁNGEL QUE LA GUÍA DE DIOS v. 2
1. El haber hecho un becerro de oro, pretendiendo que este ídolo llevaría a Israel a la tierra prometida,  condujo a Dios a  tomar la decisión de asignarles un ángel para que les guiara en su viaje (v. 2) La idolatría es un pecado condenable. Este anuncio produjo gran pesar en el pueblo, y sin duda gran preocupación en Moisés, quien no ignoraba que Israel era “de dura cerviz”. Y es cierto que es mejor un ángel que un ser humano para que nos conduzca, pero nosotros sabemos que solamente Dios es todopoderoso, perdonador y misericordioso para que pueda guiarnos en tal difícil viaje.
2. Es cierto que  los ángeles cumplen tareas divinas, pero solo  Dios conoce la mente y el corazón del hombre para darle una adecuada conducción. Moisés estaba persuadido que sólo la presencia del Dios que les había sacado con portentos y milagros de Egipto era el único que podía conducirles a través del desierto y pelear las batallas que tenían por delante. Ya Moisés había tenido una profunda experiencia con él en el monte Sinaí como ningún otro mortal la ha tenido; además, en este mismo capítulo Dios le va a repetir una y otra vez que Moisés ha hallado gracia delante de él, por lo tanto Moisés sabía que con nadie más podía gozar de una comunión tan íntima como lo sería con su Dios mismo. A un ángel no adoraría como a su Dios. Ellos no permiten eso como lo ha exigido Satanás.
3. En esto hay una verdad suprema. Un ángel pudiera hacernos compañía, pero por cuanto es una criatura, él no podrá darnos el consuelo que necesitamos. Un siervo de Dios podrá darnos algún consuelo y palabras de aliento, pero sólo Dios es el único que nos pueda dar descanso como se lo prometió a Moisés. Para esto envió el Señor a su Espíritu Santo. Sólo su comunión nos asegura el viaje hacia la misma eternidad.


II. LA PRESENCIA DEL SEÑOR PUEDE SER INTERRUMPIDA  v. 5

1. Hay muchas malas noticias a las que tenemos que encarar siempre, pero aquella que escuchó Israel de que ya Dios no les iba acompañar,  no pudo ser peor. Entre ellos tuvo que haber  un estremecimiento colectivo, pues el grave pecado de la idolatría había conducido a Dios a tomar semejante decisión. De hecho, nos dice el v. 4 que cuando ellos escucharon esa mala noticia, “vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos”. No era para menos. Y es que el saber que nuestras faltas hacen separación entre nosotros y Dios tiene que producir un gran dolor en el alma, pues se trata de una ofensa contra el Dios que nos ama tanto. Cuando Adán y Eva pecaron interrumpieron esa presencia de Dios con ellos.
2. Aquí hay algo que debe ser dicho. Lo único que interrumpe nuestra comunión con Dios son nuestras propias faltas. El salmista lo dibujó de una manera dramática, al decirnos que “si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado” (Salmo 66:18). Contrario a esto, el mismo salmista, después que había ofendido a su Dios, dijo: “Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmo 51:17). Ahora
la Biblia nos exhorta a no contristar ni apagar  al Espíritu (1 Tes. 5:19; Ef. 4:30). Estos dos pecados interrumpen la presencia del Señor en nuestras vidas.
3. El pueblo de Israel había cambiado la presencia poderosa de Dios por un becerro de oro que no podía hacer absolutamente nada por ellos, excepto el de haberles conducido a pecar, como lo hacen todos los  ídolos. Cualquier ídolo que tengamos lo único que hace es llevarnos a cometer pecado. Mientras que la presencia del Señor lo único que produce es una vida santa y llena de profundo significado. ¿Qué hay en nuestras vidas que está interrumpiendo nuestra comunión con el Señor?  
III. LA LEJANÍA DE SU PRESENCIA DEMANDA UNA BÚSQUEDA v. 7
1. El tabernáculo era el lugar a través del cual Dios manifestaba su presencia. Era allí donde Dios hablaba cara a cara con Moisés y el pueblo era testigo de su gloria cada vez que descendía sobre ellos. Pero debido a su pecado, Moisés decidió sacar el tabernáculo en medio de ellos. El texto dice: “Y Moisés tomó el tabernáculo, y lo levantó lejos, fuera del campamento, y lo llamó el Tabernáculo de Reunión. Y cualquiera que buscaba a Jehová, salía al tabernáculo de reunión que estaba fuera del campamento” v. 7.  Con esto el pueblo de Israel estaba pagando el precio de su extravío. Los que anhelaban tener un encuentro con él tenían que emprender una búsqueda. Aquello era una decisión seria.
2. Hay en esto una verdad que sobresale. La comunión con Dios no es un asunto fácil ni se logra con una liviandad espiritual. Con frecuencia requiere de una lucha que hay que ganar contra nuestra propia comodidad. A lo mejor demanda largos tiempos de gemir y de quebrantamiento. Es posible que sea una lucha, tipo Jacob, quien no soltó al varón con quien luchó hasta que no lo bendijo. Israel tenía el tabernáculo dentro de ellos. Esto les daba una gran confianza y al parecer no se preocupaban de nada. Pero ahora se va a comprobar quienes eran los verdaderos adoradores, pues tenían que emprender la búsqueda. Jesús dijo que “los verdaderos adoradores le adorarán en espíritu y en verdad”. Esto plantea una búsqueda que necesariamente no tiene que ver con un sitio en especial. ¿Se ha sentido alguna vez lejos del Señor? ¡Emprenda la búsqueda hoy!
IV. LA PRESENCIA DE DIOS DEMANDA ADORADORES v. 10
1. Obviamente en esta historia Moisés es el primer adorador. Él disfrutaba del compañerismo divino a tal punto que las Escrituras nos dicen: “Y hablaba Jehová a Moisés cara a  cara, como habla cualquiera a su compañero…” v. 8. La actitud de Moisés como  líder fue determinante para que Israel entendiera que “a Jehová tu Dios adoraras y a él sólo servirás”, pues cuando él tomaba la decisión de ir a lo que era su “retiro espiritual”, el pueblo estaba pendiente de sus movimientos. De esta manera ellos se levantaban de  sus tiendas y en frente de  ellas hacían su “culto de adoración” vv. 8, 9. Es una bendición para una iglesia cuando sus propios líderes son ejemplos de adoración a quienes ellos puedan imitar. Necesitamos levantar al pueblo a la adoración.
2. La presencia de Dios demanda adoración de parte de su pueblo. El estar consciente de tal presencia tiene que movernos hacia una auténtica adoración. Tenemos que admitir que muchas veces hay tanto “ruido” en nuestras vidas que nos olvidamos rendirnos en adoración a Dios. Cuando otros ídolos, al estilo del “becerro de oro” son levantados, la presencia de Dios pareciera no hacer nada en nuestras vidas que nos haga salir de nuestra propia “carpa” para adorarle. Tenemos todas las razones para adorarle. Contamos con las más variadas formas para hacerlo. Disponemos de las más seguras libertades para adorarle. ¿Por qué pasamos tanto tiempo sin hacerlo? Se nos ha dado el Espíritu Santo, cuya principal función ha sido la de glorificar al Hijo, ¿por qué no adoramos a nuestro Dios? Salgamos hoy de donde estamos, y adoremos al que vive por siempre. Así lo hicieron los ángeles, los pastores y los magos cuando nació el Rey del universo. La presencia  de Dios en nuestras vidas no es solo para suplir, sino para adorarle.
V. SIN LA PRESENCIA DE DIOS ES INÚTIL SEGUIR EL VIAJE v. 15
1. El liderazgo de Moisés nos muestra que en la vida espiritual no debe haber tratos a medias. Que para emprender la ruta de un nuevo tiempo, así como Moisés emprendería la ruta hacia la tierra prometida, no debe haber un conformismo con lo que hasta ahora hemos vivido o hemos visto. De manera que cuando él tuvo la experiencia del encuentro cara a cara con el Señor, se atrevió a decirle: “Si tu presencia no va con nosotros, no nos hagas partir de aquí” v. 15. Es como si hubiese dicho: “Señor, si tu presencia no esta conmigo, entonces no iré para ninguna parte. ¡No moveré  un solo paso si no estoy seguro que estas conmigo!”. En esto hay coraje, firmeza y resolución. Este hombre sabía que sin la presencia de Dios en su vida, todas las cosas que emprendieran eran inútiles. Nadie como él para saber que la presencia de Dios en Israel era tan distinta a los dioses de las demás naciones. De modo que sin esa presencia él prefería quedarse al pie de la montaña.
2. Antes de esta resolución Moisés le había pedido a su Dios que le mostrara el camino v. 13. No podía ser de otra manera. Dios no solo conoce el camino, sino que puede abrir el camino; pero lo que es más importante, él mismo es el camino, según lo diría el mismo Cristo (Juan 14:6). A veces no sabemos que camino tomar. Muchos de ellos son inciertos y llenos de peligros. Solo un baquiano como el Señor podrá conducirnos. Un nuevo año es un camino nuevo a transitar. Desconocemos las sorpresas que aguardan. Es sabio pedir, al igual que Moisés, que Dios nos muestre el camino. Su presencia en el camino es luz para las noches oscuras y frías, y nube arriba sobre el sol avasallante del desierto. 
3. Y esta verdad  es la misma para la iglesia de hoy. Lo único que nos distingue de los no creyentes es que Dios “está con nosotros”, para dirigirnos, guiarnos, haciendo su voluntad a través de nosotros. Es cierto que las demás naciones tenían sus reyes y gobernantes, quienes dirigían sus leyes y sus ejércitos,  pero a Moisés no le importaba eso. Él sabía que las leyes de su Dios eran insuperables, y que el poder de su Dios para pelear las batallas no era comparable con ninguno sobre la tierra.
4. Esta debe ser la  resolución de cada creyente. Si la presencia de Dios no nos acompaña en el inicio de un nuevo año, lo demás que hagamos, emprendamos, vivamos… no vale la pena. Muchas veces nos preguntamos por qué no hay victorias y respuestas para lo que hacemos o lo que pedimos al Señor. Deberíamos revisar hasta dónde estoy dejando que la presencia del Señor me guía. La lucha que esto plantea es la  de un Dios que quiere guiarnos para que vivamos victoriosos, y mi propia voluntad que toma la iniciativa para guiar mi vida. Pero vez tras vez descubrimos que nosotros mismos no podemos guiar nuestras vidas. Que ella necesita del “baquiano” a quien debemos seguir un día a la vez.  


CONCLUSIÓN: La respuesta de Dios para su siervo no pudo ser más alentadora: “Mi presencia irá contigo, y te daré descanso” v. 14. Cuando Dios es nuestro “baquiano” tenemos seguridad para hacer el viaje y descanso frente a la presión de lo que está por delante. Pero allí no se quedó todo con Moisés. La próxima petición se eleva a las alturas: “Te ruego que me muestres tu gloria” v. 18. ¡Qué osadía la de este creyente! ¿Acaso no la había visto ya en la montaña y en el tabernáculo? Y note la forma cómo Dios respondió a su otro deseo vv. 19-23. Dios le reveló su gloria para que siguiera el camino, no de una manera sobrenatural como en el Sinaí, sino bondadosa, compasiva y amorosa. Dios le dijo a Moisés: “…verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro”. La única forma de ver y conocer a Dios es siguiéndole. Dios no está interesado en que le “veamos”, pero sí en que le sigamos. Ahora tenemos su Espíritu en nosotros. Jesús dijo que “él os guiará a toda verdad”. ¿Dejaremos que su presencia nos guíe para este nuevo año? ¡Espero que así sea!
 Atte: tu amigo y hno Ivan Feria.

Los componentes de una célula.

Los componentes de una célula son la evangelizaciónla confraternización y la edificación.En una célula hay crecimiento en número, en la relación con los demás y en la relación con Dios. Si alguno de estos tres elementos está ausente entonces tenemos un grupo pequeño pero no una célula.
Los tres componentes de la célula deben estar equilibrados. Si se enfatiza la confraternización sobre los otros dos elementos la célula se deformará para enfocarse en dinámicas de comunión y descuidando la formación de nuevos líderes. Si se enfatiza la edificación la célula se deformará y pondrá su mirada hacia adentro olvidándose de los perdidos. Si se enfatiza la evangelización la célula perderá eficacia porque muchos saldrán por la puerta trasera al no equilibrarse la comunión y la edificación.
La clave es el equilibrio...

Aunque increíble que parezca la célula puede confundirse con un grupo pequeño. Aquí están las diferencias.

Toda célula es un grupo pequeño pero no todo grupo pequeño es una célula. Me explico.

Un grupo pequeño es cualquier cosa que siendo pequeña es también un grupo. Hablando de grupos de personas pudiera decirse que cualquier reunión con menos de 15 personas es un grupo pequeño.

Dentro de esta definición de grupo pequeño entra cualquier reunión de hermanos que se realiza para tener comunión, para tomar café, para discipular, para que los jóvenes tengan confraternidad, etc. Todos los mencionados son grupos pequeños y alguna utilidad podrían tener para la vida de la iglesia, pero, ninguno de ellos es una célula.

AQUI ESTA LA DEFINICIÓN DE CÉLULA: Es un grupo personas que se reúnen semanalmente fuera del edificio de la iglesia con el propósito de estudiar la palabra de Dios, prepararse, evangelizar, confraternizar y edificarse, y que están comprometidos en las funciones de la iglesia local.















El padre del movimiento celular moderno es el Pastor David Yonggi Cho, quien inició su iglesia en 1958 en una vieja carpa ubicada en un barrio pobre de Seúl, Corea del Sur.
Para 1961 habían alcanzado sus primeros 600 miembros. En 1964 sufrió un colapso debido a su intenso trabajo. Como resultado de su enfermedad que lo recluyó en cama por dos años, descubrió que el modelo de la Iglesia del Nuevo Testamento había sido el de pequeños grupos en las casas. Apoyándose en las mujeres de su congregación inició con 20 células.
Para 1970 habían alcanzado sus primeros 18,000 miembros. En 1980 alcanzó los 150,000. En 1987 alcanzó los 700,000 miembros. En la actualidad su iglesia continúa creciendo y ha ido distribuyendo sus nuevos miembros entre 21 iglesias satélites.
La Iglesia del Dr. David Yonggi Cho es en la actualidad la iglesia más grande del mundo y de la historia del cristianismo.
Dios ha restaurado a su Iglesia el modelo del Nuevo Testamento. La combinación de las reuniones de celebración con las células no es una idea humana sino el modelo que las Escrituras y la historia demuestran ha sido el sistema de Dios para el crecimiento de su Iglesia.

Atte: Ivan Feria

EL PASTOR, EL COORDINADOR, EL LÍDER Y SU VISIÓN DE CRECIMIENTO

El coordinador ocupa un lugar preponderante dentro del sistema celular. Las células no funcionan de manera mecánica, es la obra de Dios y ésta no puede ser realizada si se desliga de los ministros.
Consecuentemente, el ministro es parte indispensable del sistema celular. Sin embargo una iglesia pudiera no tener el sistema celular pero si el Líder es un varón de Dios la iglesia crecerá.
No solamente es necesario comprender los componentes del sistema celular; es vital que el Líder comprenda que su ministerio es clave para el buen funcionamiento de las células. El Coordinador es el motor que energiza el trabajo celular.
Para que suceda algo diferente en el crecimiento de una iglesia es necesario que el Coordinador comience a pensar diferente y a ejecutar los cambios que sean necesarios. Si seguimos haciendo siempre lo mismo es imposible obtener resultados distintos.

Para que eso sea posible el Líder debe crecer.  El Líder debe crecer en su LLAMADO. Ser Líder no es ejercer una profesión para la sobre vivencia diaria. Es cumplir con el llamado de Dios para desarrollar la labor de la salvación eterna. Es el guerrero que pelea las batallas de Dios.
Si el Pastor no ve el púlpito como el altar donde ha de derramar su vida a favor de los perdidos es mejor que se olvide de las células y del crecimiento.
El Pastor debe crecer en ORACIÓN. La vida de oración es característica de las iglesias celulares. Pero las iglesias no se dedicarán a la oración sino bajo el ejemplo de su Pastor. El trabajo celular se impulsa sobre las alas de la oración.
El Pastor debe crecer en PASIÓN. El ardor de la iglesia para el trabajo celular solamente puede desencadenarse a partir de un Pastor ardiente. Un Pastor lleno de dudas, tímido, desinteresado no podrá encender la llama entre la congregación.
El Pastor debe vivir su visión y transmitirla con fervor a sus ovejas. Más que las palabras, las ovejas entienden el lenguaje del ejemplo. Nadie podrá permanecer sentado si ve a su Pastor ardiendo por salvar las almas perdidas.
El Pastor debe crecer en su DEPENDENCIA DEL ESPÍRITU SANTO. El Espíritu Santo no es solamente una doctrina estampada en algunos libros de teología. Es la persona real que debe dirigir los destinos de su Iglesia. El Pastor debe aprender a escuchar la voz del Espíritu. Sus mensajes deben ser recibidos en la cámara secreta de oración en una dependencia humilde del Espíritu de Dios.
El Pastor debe crecer en la PALABRA DE DIOS. La pasión que no se fundamenta en la Palabra de Dios es solamente emoción. Las emociones son pasajeras y toda visión basada en emociones no contará con la perseverancia que el trabajo celular amerita. Sin un sólido y creciente conocimiento de la Palabra de Dios no puede asegurarse la conservación de una iglesia numerosa. Sin Palabra sólida la iglesia puede crecer como la hierba, alta pero débil. La idea es que crezca como un roble, alta pero sólida.
El Pastor debe ser un amante del conocimiento de Dios y de sus obras. No es un cazador de novedades religiosas. Debe ser una persona dedicada al estudio de las Escrituras y de aquellas herramientas que le permitan ofrecer un mensaje que sea vianda sólida para las ovejas.
El Pastor debe crecer en CONOCIMIENTO. Los desafíos de una iglesia numerosa son multifacéticos. El Pastor tendrá que enfrentar y resolver situaciones de índole diversa. Eso requerirá amplios conocimientos de los elementos que son importantes para la atención y dirección de la iglesia. Esos elementos son todo el saber humano. Por la misma razón el Pastor debe ser incansable en su búsqueda del conocimiento y de la verdad.
El Pastor debe crecer en SANTIDAD. La santidad se posee o no. No se puede ser santo solamente en cierta medida. La santidad debe ser total.
El carácter real del Pastor es aquel que se muestra cuando se está a solas. Quien desee que su iglesia crezca debe también crecer en integridad, pureza, justicia, verdad y honestidad.
El Pastor debe crecer en HUMILDAD. Un hombre soberbio será aplastado por el peso de la reputación de estar al frente de una congregación numerosa; pero el hombre humilde no puede ser aplastado por el reconocimiento humano. Cuando un Pastor reúne éstos elementos podrá proyectarse para recibir de Dios la visión para su ciudad, país o el mundo. Con tales características el Pastor no encontrará mayores dificultades en comunicar a sus ovejas el entusiasmo y la disciplina necesarios para impulsar el trabajo celular.
El Pastor celular debe creer en verdad en las células. Piensa en ellas, trabaja con ellas, predica de ellas, sueña con ellas. El Pastor celular lee sobre el tema, se informa, se relaciona con hombres claves en el movimiento celular, pregunta, investiga. Respira células y transmite tal pasión a sus ovejas



Atte: Ivan Feria

QUE ES UNA CÉLULA Y COMO SE MULTIPLICA

Antes de definir qué es una célula es importante establecer la diferencia entre una iglesia con células y una iglesia celular.
Una iglesia con células es aquella donde el trabajo con células es solamente otro departamento de la iglesia al lado del departamento de Damas, de jóvenes, de caballeros, de niños, etc. Las células son otra actividad más de la iglesia. Una iglesia con células es aquella donde el Pastor nombra a un encargado del departamento de células de la misma manera que existe un encargado para los otros departamentos y programas con los que la iglesia trabaja.
Una iglesia celular es aquella donde el trabajo con células es la actividad de la iglesia. Es una iglesia con un solo departamento: las células. En una iglesia celular el Pastor es el que está al frente del trabajo sustentando la visión, estableciendo las metas, evaluando resultados, usando su creatividad para perfeccionar la aplicación del sistema.
Mucho se ha repetido que en una iglesia celular el trabajo con células es la columna vertebral. Nada sustituye el papel que las células juegan en la vida de la iglesia.
Otro concepto básico que es necesario definir es referente a la diferencia entre un grupo pequeño y una célula. Toda célula es un grupo pequeño pero no todo grupo pequeño es una célula.
Un grupo pequeño es cualquier cosa que siendo pequeña es también un grupo. Hablando de grupos de personas pudiera decirse que cualquier reunión con menos de 15 personas es un grupo pequeño.
Dentro de esta definición de grupo pequeño entra cualquier reunión de hermanos que se realiza para tener comunión, para tomar café, para discipular, para que los jóvenes tengan confraternidad, etc. Todos los mencionados son grupos pequeños y alguna utilidad podrían tener para la vida de la iglesia, pero, ninguno de ellos es una célula.

DEFINICIÓN DE CÉLULA: Es un grupo de 4 a 20 personas que se reúnen semanalmente fuera del templo con el propósito de evangelizar, confraternizar y edificarse, y que están comprometidos en las funciones de la iglesia local.
Los componentes de una célula son la evangelización, la confraternización y la edificación.
En una célula hay crecimiento en número, en la relación con los demás y en la relación con Dios. Si alguno de estos tres elementos está ausente entonces tenemos un grupo pequeño pero no una célula.
Los tres componentes de la célula deben estar equilibrados. Si se enfatiza la confraternización sobre los otros dos elementos la célula se deformará para enfocarse en dinámicas de comunión y descuidando la formación de nuevos líderes. Si se enfatiza la edificación la célula se deformará y pondrá su mirada hacia adentro olvidándose de los perdidos. Si se enfatiza la evangelización la célula perderá eficacia porque muchos saldrán por la puerta trasera al no equilibrarse la comunión y la edificación.

El objetivo fundamental de la célula es la multiplicación. La meta de cada célula es la multiplicación. Las células saludables y que guardan un equilibrio entre sus componentes son las que se multiplican.
Las células se multiplican cuando sus miembros aumentan. El propósito del sistema celular es mantener el número de personas que asisten a una célula.
Para que se produzca la multiplicación de una célula es necesario que se produzca un proceso que incluye diversos elementos. El invitar a personas no creyentes a la célula es parte del proceso de multiplicación, pero no lo es todo.
El proceso, ciertamente comienza con la invitación de personas no creyentes. Luego se les debe evangelizar hasta lograr su conversión. Después de su conversión se les debe visitar sistemáticamente, luego se les debe animar a que se congreguen y reciban discipulado. Entonces serán alentados, bautizados en agua y serán capacitados para que lleguen a convertirse en nuevos líderes.
Solamente cuando se sigue este proceso es cuando la célula se multiplicará.

Otros elementos importantes para lograr la multiplicación de las células son:

· Orar cada día por los miembros de la célula.
· Confraternizar con los asistentes.
· Invitar a nuevas personas.
· Cuidar de los que ya recibieron a Cristo.
· Animar a otros para que se conviertan en nuevos líderes.
Hay dos formas de multiplicación celular.
· La multiplicación madre-hija. Ocurre cuando una célula, al multiplicarse, genera una nueva célula hija. Al continuar creciendo la célula madre puede continuar generando nuevas células hijas.
· Plantar células. Ocurre cuando se abre una nueva célula sin necesidad que se haya originado de una célula madre. Cuando existen condiciones para abrir una célula en un lugar donde antes no había se está planteando una célula.
Atte: Ivan Feria